Tenía en mente escribir la primera entrada del año sobre si, después del rally navideño y con el S&P en máximos, era momento de irse preparando. Pero no tenía decidido por donde empezar.

Unos amigos tienen una preciosa casa con vistas a la montaña donde nos fuimos a pasar el fin de semana. Es acogedora como pocas y tiene un salón lleno de libros, bien, pues el domingo antes de desayunar, encontré uno titulado así.

Así que empecemos con el porqué, y como dicen que una imagen vale más que mil palabras, hoy te traigo seis.

Primero, un gráfico sobre lo recalentado que me parece el mercado americano de empresas tecnológicas, en especial las que no ganan dinero.

Un mercado americano donde tenemos una diferencia histórica entre acciones de crecimiento y acciones de valor.

Con una rentabilidad que en la última década ha eclipsado al resto del mundo. Más de cuatro veces la de países emergentes.

Un mercado americano que supera, casi dobla, su propio PIB.

Y donde, entre los fabricantes de automóviles, tenemos un caso para atraerlos a todos y atarlos en las tinieblas.

Solo Tesla vale ya más que toda la industria.

Otro detalle, históricamente cuando la relación PER de Shiller para el S&P500 supera los 30, suceden cosas malas.

No es mi intención adivinar techos, predecir desplomes ni nada por el estilo. En todo caso tomar consciencia, de dónde estamos, de qué llevamos y de qué peso les damos.

Y ahora, retomando la cuestión de si es momento de irse preparando, y aunque me es inevitable preguntarme por el cuándo, al tratarse de la bolsa, creo que me centraré en el cómo.