Nuestro cuerpo tiene dos sistemas principales de respuesta al estrés: el sistema nervioso simpático y el sistema nervioso parasimpático. El primero es el que nos activa para lidiar con situaciones de estrés o peligro, mientras que el segundo nos ayuda a volver a un estado de calma y equilibrio después de haber pasado por una experiencia estresante.

De manera similar, nuestra cartera de inversión también puede experimentar altibajos y situaciones estresantes que pueden desequilibrar nuestro estado financiero. Es importante tener en cuenta que las emociones también juegan un papel crucial en la gestión de nuestra cartera de inversiones.

Cuando el mercado está en auge, es fácil sentirnos eufóricos y confiados en nuestras decisiones de inversión. Sin embargo, cuando el mercado se desploma, podemos sentir miedo y pánico, lo que nos lleva a tomar decisiones precipitadas y arriesgadas que pueden ser perjudiciales para nuestra cartera a largo plazo.

Es importante aprender a gestionar nuestras emociones y usar nuestro sistema parasimpático para mantener la calma y la claridad durante los momentos de estrés financiero. Esto puede incluir la práctica de técnicas de meditación, respiración profunda, o simplemente tomarse un momento para evaluar cuidadosamente las opciones antes de tomar una decisión.

También es esencial tener un plan de inversión claro y bien definido, que tenga en cuenta nuestro perfil de inversión, nuestra capacidad financiera y nuestras metas a largo plazo. Al tener un plan establecido, podemos evitar tomar decisiones impulsivas que puedan poner en riesgo nuestro patrimonio.

En resumen, al igual que nuestro sistema nervioso parasimpático nos ayuda a gestionar situaciones estresantes en nuestro cuerpo, podemos utilizar técnicas de gestión emocional y tener un plan bien estructurado para gestionar nuestra cartera de inversiones y evitar tomar decisiones impulsivas durante momentos de incertidumbre y volatilidad en el mercado.